Un viaje a Marruecos nos vino a cabeza cuando jugábamos con el motor de búsqueda de Ryanair. Estuvimos curiosos a cuales lugares había vuelos y encontramos los en laces a Fez y Marrakech, en Marruecos. Además resultó que los vuelos de Londres no estaban muy caros. Y... ya sabíamos: ¡Marruecos!
Vuelo de Katowice el lunes 17 septiembre a las 18.00. En Luton aterrizamos a las 19.25. Toda la tarde y noch epasamos en el aeropuerto. Ya vivimos en esperanza de la aventura que nos esperaba. Por primera vez estaremo sen África, por primera vez en un país árabe. Además, en el ramadán, el mes en el que los musulmanes practican el ayuno diario desde el alba hasta que se pone el sol. Algunos amigos nos aconsejaron que no viajemos, pero según nosotros sería más interesante. esde Luton despegamos puntualmente a las 6.30. En Fez aterrizamos a las 8.50.
El aeropuerto pequeñito, tenemos miedo de los guardias de frontera, tememo sque vayan a comprobar cuidadosamente nuestras mochilas, pero todo va sin problemas. Rellenamos las fichas de la entrada. Igual que los recibos de intercambi ode dinero – si quisiéramos devolver dírhams al partir, tendríamos que mostrar los recibos como pruebas que los habíamos comprado antes. Los dírhams no se les puede comprar fuera de Marruecos, por lo que hay que llevar consigo una moneda convertible, preferentemente dólares o euros. A menos que alguien quiera contar con cajeros automáticos. Por supuesto, nadie se adhiere a unas pocas monedas que uno deje como un recuerdo...
En otoño de 2007 un dírham costó 33 “groszy”(centavos polacos; actualmente 37 centavos, el 10 porciento más). Hasta hoy los precios probablemente han aumentado. Cuando uno lea este texto hay que recordar que los precios están sin duda anticuados, porque se han registrado hace unos años. Es por eso que les doy sólo algunos, para mejor orientación.
MARRUECOS
Fez y Bhalil
Fez es una de las mayores ciudades de Marruecos, con cerca de 950 mil residentes. Fue fundada en el siglo VIII. Fue la primera capital del país.
El Palacio real de Fez sepuede ver sólo desde lejos
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El aeropuerto se encuentra en Saiss, a unos 15 kilómetros de Fez. Leímos en el guía que a la ciudad se puede ir en autobús, pero no lo encontramos en ninguna parte. Además estamos muy cansados después de toda la noche en el aeropuerto y decidimos tomar un taxi (petit-taxi por unos 160 dh).
Vale la pena señalar que en Marruecos eneralmente operan dos tipos de taxis:
-petit-taxi (o taxi pequeño) – lleva de uno a cuatro pasajeros, por supuesto tienes que regatear al principio; por lo general extranjeros pagan más que los locales;
-grand-taxi (o taxi grande) – tiene capacidad para seis personas; sí, sí, seis; cuatro en el asiento trasero y enfrente al lado del conductor hay un lugar para dos más; por lo general la tarifa está fij apor el curso, por lo que la gente local espera para que se acuden seis personas; si quieres andar más confortable, o si tienes prisa, puedes pagar por seis pasajeros.
Vamos al único en Fez, y en todo Marruecos, McDonalds. No, no por el desayuno. Simplemente no nos vendrían nada a nosotros, ya que en el ramadán, del alba hasta que se pone el sol no se puede comer ni beber nada. Hemos quedado aquí con Hasan, un hombre a quien habíamos conocido en una de las páginas web para mochileros. Ofreció hospedarnos hasta el día siguiente.
Por el camino, la primera sorpresa. De la radio estertorosa del taxi no nos alcanzan unas melodías árabes, sino una canción disco, muy rítmica. Yo conozco esa voz... ¿De dónde? ¿Es Rihanna? Por supuesto que sí. Por aquel entonces escuchamos por primera vez uno de sus más grandes éxitos “Please Don’t Stop The Music”. Tal vez Marruecos no sea tan tradicional como pareciera.
Llegamos al lugar. Nuestro anfitrión nos está esperando. Buscamos un otro taxi, para ir al pueblo de Hasan, Bhalil. En realidad es un pueblo pequeño, todo en concreto, los edificios feos, en mal estado, basura por todos lados, y decenas de personas que deambulan por las calles y plazas sin rumbo fijo.
Hasan nos lleva a su casa. Y aquí: sorpresa. Su casa está construida, como muchos vecinos, en una cueva. ¡Nunca he estado en un lugar como este! Es difícil describir este hogar. En la cueva hay una habitación – salón, cocina, pequeño retrete (como a menudo en los países árabes – lo llamamos “a la esquiador”), una especie de entresuelo que parece como una trilla donde duerme toda la familia, y otra sala, oscura y vacía – tal vez por si acaso Hasan se casara.
Hasan nos muestra Bhalil. Visitamos, sólo desde el exterior, el mausoleo de un tal hombre santo, una colina, un bosque con una hermosa cascada; nos refrescamos las piernas en un arroyo. Vamos por primera vez al mercado árabe. Es realmente una experiencia increíble. Lo primero siempre nos alegrac omo los niños. Hay mucho de todo. La mayor parte son cosas falsas: relojes Dolce & Gabbana por 30 dírhams, montones de camisetas, zapatos, cinturones y bolsas de mano “directamente” de Louis Vuitton.
La fruta es lo que nos interesa más. ¡Cuántos tipos de dátiles hay por aquí! Compramos un kilo, con la ayuda de Hasan, así pagamos menos. En esta ocasión preparamos un paquete para su madre como un regalo antes de la cena, que quiere decir el desayuno de ramadán.
Por la noche, justo después de las 18.30 la familia de Hasan nos invita a la primera comida del día. Es difícil para nosotros no comer todo a la vez, como los cerdos, es que tenemos tanta hambre. Todo el día hemos andado con un solo cruasán el que mendigábamos de un comerciante en una tienda. Además, tuvimos que subir a una de las colinas para escondernos en los arbustos, así que no nos viera nadie. ¡Que conspiración! Nos sentimos un poco como unos pecadores...
Para la comida siguiente, a las dosde la mañana, vamos a un amigo de Hasan, quien probablemente proviene de una familia más rica ya que tienen una casa normal. Allí esperamos unas dos horas hasta que todo esté bien preparado. Hablamos de los tradiciones locales, la gente, las costumbres. Estoy ya tan cansado que casi me duermo cuando la comida viene a la mesa. La cabeza me cae en las rodillas de causa del cansancio. No paramos aquí más tiempo de lo necesario. Damos gracias por la hospitalidad, hacemos un breve paseo por el pueblo y volvemos a casa de Hasan para la noche.
La mañana siguiente (miércoles 19 de septiembre) nos vamos a Fez. Hasan se ofrece a ir con nosotros. No tenemos muchas ganas de su compañía ,porque pasamos con él todo el día anterior, y queremos visitar Fez solos. Cuando llegamos a la ciudad, quizás un poco brusco, nos despedimos de él.
Dejamos las mochilas en la consigna en la estación de autobuses y vamos a la ciudad. Los turistas suelen venir aquí por un día. Nosotros hicimos lo mismo. Si alguien quiere pasar aquí una noche, mejor piense en ello de antemano.
Té de menta en la medina
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Los primeros pasos nos dirigen a la medina, el casco antiguo. Los guías se disuelven en éxtasis que es un lugar maravilloso, fundado enel siglo VIII, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. También advierten que uno s epuede perder fácilmente aquí. ¡Es verdad! Mejor no entrar muy profundo, porque realmente uno puede pasar largas horas aquí. Estamos girando y girando por una buena media hora. Comenzamos a pensar que tendremos que quedar aquí. De vez en cuando unos niños llegan a nosotros gritand en francés “massage!, massage!” ¿Se lo enseñaron sus padres? Tenemos miedo que nos tomen por pervertidos y rápidamente escapamos de allí. Rápido es decir después de un cuarto de hora, cuando finalmente logramos encontrar una salida de este laberinto de calles estrechas y callejones que caben apenas dos personas.
Por el camino pasamos cientos de establos, comerciantes y vendedores de la mano de todo tipo de cosas. En cada momento nos pasan mulas y asnos con cargas sin límites, a veces también los ayudantes de los vendedores con cargas similares.
El caminar a través de la medina tiene su encanto, pero todos los solicitantes nos dan mucha fatiga. Después de un tiempo nos acostumbramos a ello, pero al principio casi comenzamos a pesar de que hemos llegado aquí.
Después de unos minutos encontramos un local acogedor, subimos al segundo piso. Aún hay una terraza. ¡Excelente! No, no tan excelente como parecía. Montones de basura y trapos por todas partes, huele a un vertedero. Es mejor dentro. Todo barato, tirado. Aquí a los turistas no les toca el ramadán, comemos como cerdos salvajes, bebemos cerveza (¿por qué no?!), fumamos narguile. No soy partidario de las drogas, pero ¡no probar una shisha en Marruecos sería un pecado!
Mientras tanto, utilizamos el baño público. Y refrescados así, nos movemos para explorar más la ciudad.
Narguile en uno de los locales en Fez
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Información práctica
*Punto de Información Turística se encuentra en la esquina de la avenida Moulay Youssef en la Plaza de la Resistencia /La Fiat. Pero no esperéis que sea muy útil.
*Estación de autobuses – Gare routiere está situada al norte de Bab el-Maruk.
*Vale la pena visitar:
-Funduk, quiere decir mercado,
-barrio de los curtidores, bajo el cielo abierto (a menudo aparece en las fotografías de la ciudad);
-Mezquita el-Qaraouiyyîn de 859 (se puede ver sólo desde elexterior), rodeada de numerosas madrazas (o escuelas) y la biblioteca, es una de las universidades más antiguas del mundo;
-Madraza el-Attarîn (del siglo XIV), se puede admirar el arte de los arquitectos y constructores árabes, complejos mosaicos geométricos, estucos, detalles de mármol, alabastro y madera;
-Sinagoga Ibn Danan;
-Las tumbas Merínidas – las ruinas sobre una colina que domina la ciudad;
-murallas con puertas hermosas, incluso Bab Bou Jeloud y Bab el-Maruk;
-Palacio real – no disponible para el público, se puede ver sólo desde el exterior.
*Uno debe entrar en las pequeñas tiendas y talleres donde se trabaja desde el amanecer hasta el anochecer, y zokos (mercados) – de los cuales cada uno está especializado en un particular producto.
Vale la pena añadir que los edificios en el mundo árab etienen una orientación centrípeta. Desde el exterior pueden parecerse insignificantes con puertas feas que dan al patio interior ahogado a menudo en las flores y los mosaicos.
Las vistas desde las terrazas de los cafés no siempre son relajantes
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